Una de las cuestiones más significativas es identificar con claridad las diferencias entre la investigación educativa y/o social y la evaluación, ya que ambas se retroalimentan mutuamente.
La investigación educativa es un proceso que busca identificar, analizar o estudiar un fenómeno educativo, cuya finalidad es generar conocimiento valiéndose de métodos cualitativos y cuantitativos.
En tanto que la evaluación educativa es un proceso que mide y retroalimenta aspectos específicos del sistema educativo. Se aborda desde tres facetas: educativa (ámbito escolar) instruccional (aprendizaje, desempeño docente, medios y recursos didácticos) y curricular (planes, programas y proceso educativo).
En el contexto de la comunicación y las tecnologías educativas, podemos mencionar las siguientes las aportaciones:
De la investigación educativa y/o social:
Ofrece los marcos conceptuales que sirven para la realización de evaluaciones.
Ayuda a conceptualizar, a definir problemas y descubrir campos de estudio en los que existe necesidad de investigación.
Los resultados de la investigación promueven mejoras hacia el sistema educativo.
De la evaluación educativa y/o social:
Aporta retroalimentación al proceso de investigación.
Favorece el análisis de las políticas de evaluación.
Aporta elementos objetivos para la toma de decisiones.
Genera herramientas para la construcción de indicadores certeros para la investigación.
Sustenta la realización de Metaevaluaciones.
La comprensión de los conceptos anteriores, nos ayudarán en el desarrollo de nuestra práctica profesional para:
Aplicar la autoevaluación de forma constante para detectar deficiencias e implementar mejoras.
Entender y emplear el verdadero sentido de la evaluación.
Podemos diferenciar y determinar si haremos una investigación o una evaluación educativa, dependiendo la finalidad de nuestro objetivo y las características del objeto de estudio.
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